Elegir el calzado deportivo adecuado es una decisión crucial para quienes realizan actividad física de manera regular. Aunque muchas personas utilizan un único par de zapatillas para toda su rutina, lo cierto es que no todas están diseñadas para cumplir la misma función.
Una de las dudas más frecuentes es si conviene usar zapatillas de running o zapatillas de training. A pesar de que a simple vista pueden parecer similares, presentan diferencias estructurales clave que afectan tanto el rendimiento como la seguridad durante el entrenamiento.
Este tipo de entrenamiento puede ser seguido de manera segura desde un reloj inteligente que monitoree los avances en los distintos tipos de entrenamientos.
Características clave de las zapatillas de running
Las zapatillas de running están diseñadas específicamente para correr en superficies como asfalto, cinta o pista. Su estructura está pensada para favorecer el desplazamiento lineal hacia adelante y proteger las articulaciones del impacto repetido que se produce en cada zancada. Uno de los aspectos más importantes en este tipo de calzado es la amortiguación. La mayoría de las marcas incorporan tecnologías de espuma ligera en la entresuela que absorben el impacto con cada paso, reduciendo la carga sobre rodillas, tobillos y caderas.
Otra característica distintiva es el drop, que es la diferencia de altura entre el talón y la punta del pie. En las zapatillas de running, este drop suele ser alto, entre 8 y 12 milímetros, lo cual favorece una transición fluida desde el talón hacia la puntera, permitiendo una zancada más eficiente. Además, estas zapatillas son generalmente más ligeras, con una parte superior de malla transpirable que mantiene los pies frescos durante distancias prolongadas.
Están pensadas para moverse hacia adelante con velocidad y eficiencia. Sin embargo, esa misma especialización las vuelve poco aptas para otro tipo de movimientos, como desplazamientos laterales, saltos o ejercicios estáticos, donde la estabilidad es más importante que la ligereza o el rebote. Por eso, aunque ofrecen excelente rendimiento para correr, no son recomendables para rutinas de gimnasio o entrenamiento funcional.
Ventajas de las zapatillas de training
Las zapatillas de training están diseñadas para un uso mucho más versátil. Su principal característica es que permiten movimientos multidireccionales: hacia los lados, hacia atrás, giros, cambios de dirección y movimientos explosivos. Esto las convierte en el calzado ideal para rutinas de gimnasio, entrenamientos funcionales, HIIT, crossfit, clases de zumba o circuitos de fuerza.
Una de las diferencias más notables respecto a las de running es su suela. Las zapatillas de training tienen una base más plana, estable y generalmente más ancha. Esta configuración permite una mejor conexión con el suelo, lo que es clave para mantener el equilibrio en ejercicios como sentadillas, peso muerto o lunges. El drop suele ser mucho menor, entre 0 y 6 milímetros, ya que se busca una postura más neutra y centrada durante el entrenamiento.
También destacan por su resistencia estructural. Están reforzadas en los laterales para soportar movimientos diagonales, con materiales más rígidos que previenen la torsión del pie y proporcionan un mejor soporte general. Aunque suelen tener menor amortiguación que las zapatillas de running, esto no es una desventaja, sino una decisión de diseño que favorece la estabilidad y el control del cuerpo en ejercicios de fuerza.
Además, muchas de estas zapatillas están pensadas para ser duraderas. Al tener mayor fricción con el suelo y estar expuestas a movimientos variados, están construidas con materiales más resistentes en la suela, el talón y el antepié. Esto las convierte en una opción confiable para quienes entrenan a diario en gimnasios o superficies duras.
Comparativa de soporte y amortiguación
Una de las preguntas más comunes entre quienes buscan un calzado deportivo es: ¿qué es mejor, unas zapatillas para correr o para entrenar? La respuesta depende completamente del tipo de actividad que realices con mayor frecuencia. Si tu rutina se basa en correr, tanto en exteriores como en cinta, las zapatillas de running son imprescindibles. Su diseño específico no solo mejora el rendimiento, sino que también protege tus articulaciones del impacto repetitivo.
En cuanto al soporte, las zapatillas de training ganan ventaja. Su diseño lateral reforzado y la suela estable hacen que el pie permanezca firme y alineado, algo vital durante ejercicios de fuerza. Las zapatillas de running, al estar pensadas para movimiento lineal, no cuentan con estos refuerzos y pueden provocar inestabilidad en movimientos que requieren equilibrio lateral.
Respecto a la amortiguación, las zapatillas de running ofrecen una ventaja clara, ya que están diseñadas para absorber impactos en cada zancada. Las de training, al necesitar más control del pie, reducen esa amortiguación para que el usuario mantenga una conexión más firme con el suelo. Si bien ambas categorías incorporan tecnologías modernas, sus enfoques son distintos: una prioriza el rebote y la protección, la otra la estabilidad y el control.
Correr y entrenar en el gimnasio
Muchas personas también se preguntan si es posible usar el mismo par de zapatillas para correr y para entrenar en el gimnasio. Si bien no es lo ideal, puede ser una solución temporal si el uso es ocasional o moderado. Sin embargo, entrenar con zapatillas de running en un gimnasio puede reducir la estabilidad en ejercicios de fuerza y aumentar el riesgo de lesiones, mientras que correr largas distancias con zapatillas de training puede provocar fatiga y molestias articulares debido a la falta de amortiguación adecuada.
Otra consulta frecuente es: ¿qué es una zapatilla de training? La respuesta es que se trata de un tipo de calzado especializado para ejercicios variados que no se limitan al running. Estas zapatillas están construidas para resistir torsiones, cambios de dirección y cargas de peso. Son ideales para actividades como crossfit, circuitos de fuerza o entrenamientos funcionales, donde se combinan ejercicios cardiovasculares, levantamiento de peso y estabilidad.
¿Qué zapatilla elegir?
La elección entre una zapatilla de running y una de training debe basarse en tus hábitos de entrenamiento. No existe una opción universalmente mejor, sino una más adecuada a tus necesidades específicas. Si corres regularmente, incluso en distancias cortas, las zapatillas de running ofrecen la amortiguación, ligereza y diseño ergonómico que necesitas para proteger tus articulaciones y mejorar tu rendimiento.
Por el contrario, si tu rutina está compuesta por ejercicios de fuerza, trabajo funcional, HIIT o entrenamiento mixto, las zapatillas de training te brindarán la estabilidad, el soporte lateral y la versatilidad necesarias para mantener un buen control corporal y prevenir lesiones.
En caso de que combines ambas disciplinas con frecuencia, lo más recomendable es invertir en un par para cada actividad. Esta decisión no solo te proporcionará mayor comodidad, sino que también extenderá la vida útil de cada par, ya que los estarás usando de manera específica y no forzando su estructura fuera de su función original.
En definitiva, las zapatillas deportivas son más que un accesorio. Son una herramienta de rendimiento y salud. Correr, saltar, levantar peso o moverse con agilidad requiere que tus pies estén bien apoyados, alineados y protegidos. Por eso, al momento de elegir entre running o training, lo mejor que puedes hacer es pensar en tu cuerpo, tu rutina y tus metas. La zapatilla correcta siempre será aquella que acompañe tu movimiento de la manera más inteligente y segura posible.