Cuando hablamos de consolas de la generación pasada de Microsoft, la Xbox One y su versión renovada, la Xbox One S, aparecen como protagonistas indiscutibles. Aunque a simple vista pueden parecer similares, las diferencias entre ambas impactan de forma significativa en la experiencia diaria del usuario.
En esta nota, especialmente pensada para el público argentino, te contamos qué cambió, qué mejoró y cómo estas mejoras se sienten en un mercado con particularidades como el nuestro.
Evolución en el diseño
El diseño es uno de los cambios más evidentes entre la Xbox One original y la Xbox One S. La versión S presenta un formato más compacto, reduciendo su tamaño hasta un 40% respecto a la Xbox One clásica, lo que la hace más fácil de ubicar en cualquier espacio del hogar. Además, el color blanco y las líneas más estilizadas contrastan con el diseño más voluminoso y oscuro de su antecesora.
Pero esta renovación no es solo estética: la Xbox One S incorpora mejoras en la refrigeración interna que ayudan a reducir el sobrecalentamiento, uno de los problemas más comunes en consolas más antiguas. Esto no solo mejora la durabilidad, sino que también permite sesiones de juego más largas sin interrupciones por calentamiento.
En Argentina, donde los espacios de juego suelen ser más reducidos y el calor puede ser intenso en verano, esta mejora cobra especial relevancia para ofrecer un uso más cómodo y confiable.
Mejoras internas que marcan la diferencia en el día a día
Aunque el corazón de ambas consolas es similar, ambas usan procesadores basados en AMD con arquitectura Jaguar. La Xbox One S presenta algunos ajustes que optimizan el rendimiento general. Por ejemplo, cuenta con un sistema de almacenamiento interno más eficiente y un lector de discos Blu-ray compatible con Ultra HD 4K, una ventaja que la Xbox One original no ofrece.

Esto significa que, más allá de los juegos, la Xbox One S permite reproducir películas y contenidos en calidad 4K, ampliando sus usos como centro de entretenimiento en el hogar.
En términos de juegos, aunque ambos dispositivos manejan los mismos títulos, la Xbox One S ofrece una experiencia más fluida gracias a una mejor gestión térmica y pequeños ajustes en el hardware que reducen los tiempos de carga y mejoran la estabilidad en partidas largas.
Para los usuarios argentinos que buscan una consola todo en uno, capaz de ofrecer tanto gaming como entretenimiento en alta calidad, la Xbox One S se presenta como una opción mucho más versátil.
Xbox One S y la apuesta por el 4K y HDR
Uno de los mayores atractivos de la Xbox One S es su capacidad para reproducir contenido en 4K y con soporte para HDR (High Dynamic Range), tanto en películas como en algunos juegos. Esto se traduce en imágenes más nítidas, colores más vivos y un mayor rango de contraste, siempre y cuando se disponga de un televisor compatible.
La Xbox One original, en cambio, se limita a resoluciones Full HD 1080p y no cuenta con soporte para HDR, lo que hace que la diferencia en calidad visual sea notable cuando se comparan ambos modelos en pantallas modernas.
Consumo energético y funcionamiento silencioso
Otro punto importante a favor de la Xbox One S es su eficiencia energética. Este modelo consume menos electricidad que la Xbox One original, un aspecto que no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede impactar en el bolsillo del usuario, sobre todo en un país donde la electricidad puede ser costosa.
La Xbox One S funciona de manera más silenciosa. Gracias a su diseño optimizado y mejores componentes internos, genera menos calor y requiere menos ventilación activa, lo que significa que los ventiladores trabajan menos y a menor velocidad, reduciendo el ruido en sesiones largas de juego.
En un mercado como el argentino, donde muchas personas juegan en espacios reducidos o compartidos, este silencio extra puede marcar una gran diferencia en la experiencia.
Experiencia multimedia: juegos, streaming y más
Ambas consolas ofrecen acceso a plataformas de streaming como Netflix, YouTube y Amazon Prime Video, pero la Xbox One S añade la posibilidad de reproducir discos Blu-ray en resolución Ultra HD 4K, lo que amplía las opciones para quienes utilizan la consola como centro multimedia.
La Xbox One S incorpora mejoras en la conectividad Wi-Fi, soportando redes de doble banda (2.4 GHz y 5 GHz), lo que ayuda a mantener conexiones más estables y rápidas tanto para juegos en línea como para streaming.
En Argentina, donde la calidad y velocidad del internet varían mucho según la región, contar con una consola que pueda adaptarse a redes más rápidas y ofrecer una mejor experiencia online es una ventaja significativa.
Impacto en el mercado argentino
El precio es un factor clave en la decisión de compra para muchos argentinos. La Xbox One S, aunque inicialmente llegó con un precio superior al de la Xbox One original, ha visto cómo la diferencia se ha ido acortando, especialmente en el mercado de segunda mano y reacondicionado.
Encontrar ambas consolas en tiendas físicas o en plataformas online puede ser un desafío, debido a la importación, impuestos y fluctuaciones del dólar. Por eso, muchos usuarios recurren a opciones usadas o combos que incluyen juegos y accesorios para maximizar la inversión.
A la hora de elegir, es importante considerar no solo el costo inicial, sino también el soporte, la garantía y la disponibilidad de servicios, factores que en Argentina pueden influir mucho en la experiencia a largo plazo.
¿Vale la pena actualizar?
Si ya contas con una Xbox One original y estás pensando en pasar a la Xbox One S, la decisión depende de tus prioridades.
Si buscas una consola más compacta, con mejor calidad de imagen gracias al 4K y HDR, menor consumo energético y una experiencia multimedia superior, la Xbox One S es la actualización ideal.
Si tu principal interés es jugar sin problemas y tu televisor no soporta 4K, la Xbox One original sigue siendo una opción sólida y más económica, especialmente en el mercado de usados.
 
					